El diablo está dispuesto a hacer lo que sea para tentarte a abandonar el camino de Dios, y si no puede detenerte, intenta hacerte transigir. Te tienta con medias verdades que te hacen cuestionar tus convicciones o no vivir enteramente de acuerdo con ellas.
¡Muchos no se dan cuenta de que si le niegan una sola cosita al Señor, si transigen en algo menor, empiezan a volverle la espalda! Sucede que una pequeña desobediencia conduce a una nueva, una leve resistencia o negativa lleva a otra, y un poco de egoísmo conduce a más. Tal vez digas: "Bah, esto es un pecadito insignificante; es sólo un detallito, ¡no tiene importancia!" Pero es a través de esa pequeña resquebrajadura de tu armadura que el Diablo empieza a colarse; ¡luego su gas de engaños comienza a envenenar tu mente por haber desobedecido, y poco después terminas completamente descarriado! ¡Y si no te arrepientes de todo corazón y te detienes, llega el momento en que abandonas al Señor por completo!
¡No caigas en eso! Sé fiel al Señor. Sé fiel a la Voz de Dios, sé fiel a Su Obra, al ministerio específico al que te haya llamado. ¡Sé leal! "¡Resiste al Enemigo y huirá de ti!" (Stg.4:7) No le des la mano, o se tomará el codo, o peor aún, ¡todo lo que tengas! "¡No deis lugar al maligno!" (Efe.4:27)
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